lunes, 4 de abril de 2011

El egoísmo de la segunda venida de Cristo


El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pe 3:9


Siempre que suceden tragedias a nivel mundial es común que los cristianos nos levantemos a hablar del fin del mundo y la segunda venida de Jesucristo, ya que la biblia a determinado algunas señales que pueden marcar los tiempos (más no la fecha) de todos los hechos bíblicos descritos acerca del fin.

Oramos y anhelamos su segunda venida y el día en que estemos en su presencia para celebrar las bodas del cordero, pero algo que llama profundamente mi atención es como al hacer esto (de la forma que lo hacemos) en muchas ocasiones demostramos nuestra falta de misericordia por la humanidad, viendo por los fines que para nosotros son ganancia (Fil 1:21-22), más no teniendo compasión por las almas que aun no han pasado de muerte a vida.

Si examinamos el pasaje escrito inicialmente, dice que Dios no retarda su promesa, sino que él es paciente deseando que todos puedan llegar a conocerle y experimentar una relación con él de una forma personal.

Creo que esto refleja gran parte del corazón de Dios, ya que él teniendo en sus manos los tiempos decide extender su misericordia por amor(ágape) a la humanidad.

Hace un par de días recordaba el pasaje en Romanos 9 en que Pablo hablaba de como a él le invadía una gran tristeza por su propio pueblo (los judíos) e incluso el menciona que desearía ser separado de Cristo si por medio de ello pudieran llegar a conocer a Dios, más comprende perfectamente que esta no es una obra suya, sino de Dios por medio de su espíritu santo.

Pero no es de dejar de admirar el corazón que tenia por las almas tanto gentiles como judías, ya que él dispuso su vida misma para que otros pudieran conocer a aquel Dios que él había experimentado camino a Damasco, cambiando su vida y llevándolo a una comunión constante con Dios por medio de su Espíritu.

Ahora cabe la pregunta: ¿cuantos de nosotros tenemos esta pasión?

Creo que la vida del creyente debería de compadecerse profundamente por las almas que se pierden, incluso si eso implicara que Dios alargara su misericordia y extendiera los tiempos de su segunda venida (cosa que creo que deberíamos anhelar).

Mi oración es que como creyentes tengamos mayor amor por las personas y además de anhelar el día que estemos en la presencia física de nuestro Señor, pidamos porque Dios extienda aun más el tiempo de gracia por amor a aquellos que se pierden.

En lo personal anhelo estar con mi Señor, pero deseo aun más el saber que mayor cantidad de personas han llegado a conocerle, así que más que decir: Ven señor Jesús, mi oración es; Extiende tu misericordia.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Heb 10:35-36


Seamos pacientes como Dios es paciente, amemos a la gente con el amor que Dios ama a la gente y demos todo porque las personas experimenten una relación con Dios. No seamos religiosos que buscan lo suyo propio sino compasivos que se entregan por amor.

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