Una generación de impacto.

Los Cristianos hemos sido llamados a ser parte de una generación de impacto, a ser parte de esta generación que Dios está levantando para transformar al mundo entero y nuestro propósito debería ser impactar a la generación en la cual estamos viviendo.

Pero para poder ser parte de esta generación de impacto tenemos que ser factores de cambio en el lugar que nos encontremos… y me atrevería a decir que no solo somos factores de cambio, sino factoriales de cambio por medio del poder que habita en nuestras vidas.

Pero para ser estos factores de cambio, tenemos que comprender que primero nosotros mismos tenemos que cambiar, impactando nuestro entorno en escuelas, trabajos, ciudades, estados, países e incluso en el mundo entero.

¿Pero ahora vamos a examinar qué cosas tenemos que cambiar dentro de nosotros mismos para lograr esto?


1.- Tenemos que cambiar la forma de alimentarnos. (Preparados en la palabra)

Una buena alimentación es básica para cualquier campeón, un campeón cuida que alimento es el que llega a su boca, busca tener una dieta balanceada, una alimentación adecuada dentro de su vida, porque sabe que este es un factor crítico para el éxito, de él puede depender el triunfo o fracaso.

De igual manera en la vida del creyente una buena alimentación se ha convertido en algo básico para poder llegar a ser parte de esta generación de impacto. Si no estamos consientes de la enorme necesidad que tenemos de ser alimentados de la palabra y presencia de Dios en nuestras vidas, no podremos llegar a ser verdaderos factores de cambio.

1Pe 2:1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
1Pe 2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
1Pe 2:4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
1Pe 2:5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

¿Cuánto tiempo pasas en la palabra? ¿Realmente estas deseando en la manera que deberías el conocimiento de la palabra de Dios o solamente te alimentas cuando hay una reunión en la iglesia o de vez en cuando que "tienes tiempo”?


2.- Cambiar nuestra manera de vivir. (Viviendo como hijos de un Rey)

El tener una manera de vivir adecuada es básico para el campeón, un campeón necesita cuidar su manera de vivir, dejando vicios, tomando disciplinas como el dormir el tiempo adecuado, etc. Así mismo el creyente necesita cambiar su manera de vivir de una vida cotidiana a una vida que busca la santidad, oración y comunión con los santos.

1Pe 4:4 A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
1Pe 4:5 pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
1Pe 4:6 Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.
1Pe 4:7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
1Pe 4:8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.

“Un gran poder genera una gran responsabilidad”


3.- Cambiar nuestra manera de luchar

Un campeón tiene que cambiar su manera de luchar, empezar a entrenar de manera diferente, empezar a ir a los lugares que quiere alcanzar para buscar ese sueño que tiene dentro de sí.

Dios es el que abre y cierra puertas, pero nosotros no dejemos de tocar puertas, de luchar ya que esta es nuestra responsabilidad y lo que queda de nuestra mano. En ocasiones estamos esperando que todos los factores a nuestro alrededor sean perfectos para comenzar a luchar, para comenzar a servir a Dios de una mejor manera, decimos: “ha es que si yo tuviera los medios que él tiene podría hacer lo que he soñado, si yo tuviera el talento que él tiene, si yo tuviera los contactos que él tiene” … y dejamos de lado que Dios no llama a los capacitados, sino capacita a los llamados y estamos una vida entera lamentándonos perdiendo el tiempo por el hubiera sin cambiar nuestra manera de entrenar, somos derrotados sin siquiera iniciar la batalla.

Ecc 11:4 El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
Ecc 11:5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
Ecc 11:6 Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.

Nunca debemos dejar de lado que los resultados siempre son de Dios, nosotros sembramos de mañana y de tarde nuestra mano no reposa, pero hay que recordar que nosotros no somos los que hacemos la obra, sino es Dios el que hace y completa la obra. “Los resultados son de Dios”

Todos los creyentes hemos sido llamados a servir de tiempo completo. Pero ¿cómo es esto?, significa servir en el lugar en el cual te encuentras, el propósito de Dios es que le glorifiques con tu vida entera, en el lugar en el que te encuentres, en la situación en la que te encuentres, que aprendas a glorificarle día con día.

“Hay personas que ven las cosas en la vida como son, y hay personas que se atreven a luchar por ver aquellas cosas que no son como si fueran.”

¿En dónde te encuentras tu, eres parte de esta generación de impacto que lucha por cambiar su entorno o solo eres parte del montón?