Hace tiempo tuve la oportunidad de estar siendo entrevistado en una radiodifusora donde al entrar a recepción tenían diferentes tipos de micrófonos y radio receptores, algunos parecían ser de muchos años atrás, como simulando el cambio dentro de la historia de esta misma. Sin duda esta gama de variedad presentada en la repisa de ese aparador no era sino de admirarse, pero al mismo tiempo de pensar en el origen de estos aparatos.
Cuando nosotros escuchamos un mensaje o una canción en nuestro carro habiendo sintonizado alguna frecuencia radial, no nos es fácil pensar en quién está detrás de los micrófonos, ni mucho menos que aparatos se están usando para realizar la transmisión, sino que lo que importa para nosotros es el mensaje, ya sea esas palabras que nos cautivan o nos hacen meditar o esa melodía que trae tan buenos recuerdos a nuestra mente.
Conforme ha avanzado el tiempo, con la venida de la televisión y el Internet, nos ha sido más fácil ver a las personas que nos hablan, incluso tratar de descubrir quién es el artista que representa a nuestro personaje favorito en una serie o película. Nos hemos vuelto dependientes de ver a las personas, pero poco a poco hemos perdido la importancia del mensaje transmitido, centrándonos no en el mensaje, sino en el transmisor.
Actualmente estamos viviendo un fenómeno parecido a este dentro de nuestras iglesias cristianas, hemos aprendido a ser excelentes transmisores frente al escenario en los que nuestra apariencia, tono de voz, léxico, etc. importan, pero se le resta importancia al mensaje, fijando nuestros ojos en algún líder, pero no en el poder del mensaje que tiene vida en sí mismo.
No quiero que me mal entiendas, gracias a Dios que nos hemos hecho consientes de la importancia de prepararnos para aprender a transmitir un mensaje, es excelente que podamos tener un gran vocabulario, una buena postura frente a las personas, un buen todo de voz y tantas cosas más que nos enseña la homilética, pero no es permitido que estos factores sean los que cautiven a la gente y no la importancia del mensaje que es transmitido.
Dentro de la primera carta a los corintios capitulo 2, encontramos la explicación de Pablo acerca de cómo no se presento ante ellos con excelencia de palabras, sabiduría o persuasión, sino que se presento ante ellos mostrando su debilidad con temor y temblor de forma que no fundaran su fe en sabiduría de hombres sino en el poder de Dios.
1CO 2:1 ASÍ QUE, HERMANOS, CUANDO FUI A VOSOTROS PARA ANUNCIAROS EL TESTIMONIO DE DIOS, NO FUI CON EXCELENCIA DE PALABRAS O DE SABIDURÍA.1CO 2:2 PUES ME PROPUSE NO SABER ENTRE VOSOTROS COSA ALGUNA SINO A JESUCRISTO, Y A ÉSTE CRUCIFICADO.1CO 2:3 Y ESTUVE ENTRE VOSOTROS CON DEBILIDAD, Y MUCHO TEMOR Y TEMBLOR;1CO 2:4 Y NI MI PALABRA NI MI PREDICACIÓN FUE CON PALABRAS PERSUASIVAS DE HUMANA SABIDURÍA, SINO CON DEMOSTRACIÓN DEL ESPÍRITU Y DE PODER,1CO 2:5 PARA QUE VUESTRA FE NO ESTÉ FUNDADA EN LA SABIDURÍA DE LOS HOMBRES, SINO EN EL PODER DE DIOS.
Más adelante también explica como la sabiduría que les fue presentada no era sabiduría de este mundo, sino que era la sabiduría oculta de Dios, la cual solo puede ser revelada por él mediante su espíritu santo.
1CO 2:7 MAS HABLAMOS SABIDURÍA DE DIOS EN MISTERIO, LA SABIDURÍA OCULTA, LA CUAL DIOS PREDESTINÓ ANTES DE LOS SIGLOS PARA NUESTRA GLORIA,1CO 2:8 LA QUE NINGUNO DE LOS PRÍNCIPES DE ESTE SIGLO CONOCIÓ; PORQUE SI LA HUBIERAN CONOCIDO, NUNCA HABRÍAN CRUCIFICADO AL SEÑOR DE GLORIA.1CO 2:9 ANTES BIEN, COMO ESTÁ ESCRITO: COSAS QUE OJO NO VIO, NI OÍDO OYÓ, NI HAN SUBIDO EN CORAZÓN DE HOMBRE, SON LAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN.1CO 2:10 PERO DIOS NOS LAS REVELÓ A NOSOTROS POR EL ESPÍRITU; PORQUE EL ESPÍRITU TODO LO ESCUDRIÑA, AUN LO PROFUNDO DE DIOS.
Esta sabiduría que Pablo les presenta no era sino de parte de Dios, revelada por medio del Espíritu Santo, siendo las cosas que Dios revela cosas que ojo no vio, ni oído a escuchado, ni han entendido las personas más sabias humanamente hablando, sino que solo pueden ser discernidas mediante el espíritu.
1CO 2:12 Y NOSOTROS NO HEMOS RECIBIDO EL ESPÍRITU DEL MUNDO, SINO EL ESPÍRITU QUE PROVIENE DE DIOS, PARA QUE SEPAMOS LO QUE DIOS NOS HA CONCEDIDO
Pero pablo entendiendo que esta sabiduría no podía provenir sino de Dios, decidió no ser él quien fuera el transmisor visto en la escena, sino que su objetivo era que pudieran verlo solo como un canal mediante el cual el mensaje de Dios fue transmitido.
Los líderes cristianos tenemos que entender de una vez por todas que no se trata de que nos reconozcan a nosotros por lo bien que nos paramos frente a un escenario, la excelencia de palabras que usamos o nuestra sabiduría, sino que se reconozca a Dios por medio del mensaje que él ha depositado en nuestras manos para transmitir. Este es un buen transmisor, el que no se transmite a sí mismo, sino que solo envía de forma eficaz el mensaje.
1CO 3:18 NADIE SE ENGAÑE A SÍ MISMO; SI ALGUNO ENTRE VOSOTROS SE CREE SABIO EN ESTE SIGLO, HÁGASE IGNORANTE, PARA QUE LLEGUE A SER SABIO.1CO 3:19 PORQUE LA SABIDURÍA DE ESTE MUNDO ES INSENSATEZ PARA CON DIOS; PUES ESCRITO ESTÁ: EL PRENDE A LOS SABIOS EN LA ASTUCIA DE ELLOS.
* fotografía tomada por Joseph Esparza.
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