En ocasiones pareciera que esto es lo que las personas quieren y pretenden creer después de que una situación conflictiva se presenta, un desacuerdo, una pelea, e incluso cuando se comete un error, pero todo esto es sin darse cuenta que unas simples palabras o acciones que se toman al respecto de una situación, en realidad no eliminan, ni hacen desaparecer mágicamente algo que es innegable y latente dentro de la vida de la personas.
Al pensar en esta frase inmediatamente viene a mi mente como si fuera una película vieja la imagen del gran patriarca (Abraham) en sus últimos días.
Sus últimos días no fueron los mejores para Abraham, pero vemos en Génesis 25 como lo último que se menciona de él es como intento dejar todo listo para su partida dando todo lo que tenía a Isaac y a los hijos de sus concubinas repartiéndoles dones.
Imagino a Abraham en sus últimos días recordando cada una de las historias que había tenido a lo largo de su vida, inmortalizando aquella promesa que había recibido acerca de que su descendencia seria como las estrellas, y que en su simiente serian benditas todas las familias de la tierra, mirando tal vez en su mente también aquella historia de su hijo Isaac, como Dios se lo dio a una edad avanzada y siendo Sara estéril, también como Dios le pide después que lo sacrifique, seguramente en aquel final de sus días pudo recordar todas aquellas victorias, sufrimientos y angustias que había vivido a lo largo de su vida y ahora podía darse cuenta de cómo Dios había sido fiel a todas y cada una de sus promesas.
¿No sé si con esto que te comento encuentras la relación con la frase inicial que también es el título de este post?, pero sin duda alguna tu historia, lo que has vivido y las cosas que has pasado tanto buenas como malas, algún día serán contadas como una verdadera historia de triunfo, haciéndose evidente a los ojos del mundo que Dios es fiel a sus promesas y que no fue tu capacidad o tu inteligencia, sino solo su gracia la que permite que esto sea así dentro de tu vida.
Pero una realidad es que esto no lo podremos obtener pretendiendo olvidar lo que vivimos, dejando de lado parte de nuestra historia diciendo “Aquí no paso nada”.
Las letras no son sino simples letras que no generan nada, mientras que al espíritu nada lo doblega.
Gal 3:7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
Gal 3:8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
Gal 3:9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Gal 3:10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Gal 3:11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá.