sábado, 18 de octubre de 2008

REJUVENECIENDO NUESTRA VIDA

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. Sal 103:1-5

Cuán grande declaración hace David en este salmo, sin duda alguna de suma importancia dentro de la vida del creyente, reflejando un eterno deseo que deba o debería existir dentro de nuestras vidas.
Al examinar la vida del autor de este pasaje podemos darnos cuenta que sin duda alguna fue un consentido de Dios, de quien incluso su nombre se traduce como “Amado” palabra proveniente del hebreo.

David aun siendo amado por Dios y el único caso en la biblia de quien se menciona que era un hombre conforme a su corazón, no tuvo la vida de perfección que todos imaginaríamos al saber de sus victorias y grandes hazañas realizadas desde su juventud, sino que su vida era constantemente probada, en la cual llego a cometer errores y pecados que para muchos de nosotros serian cosas grabes, aunque cabe señalar que ante los ojos de Dios el pecado es pecado y no existe lo que nosotros denominamos como “pecados grandes y pecados pequeños”.

El secreto de la vida de David no fue una vida de perfección o santidad, pero si una vida de santificación en la que constantemente forzaba a su ser entero (espíritu, alma y cuerpo) a rendirse a Dios, buscando estar en su presencia y habitar perpetuamente en su casa.
En el salmo que tenemos la oportunidad de examinar el día de hoy, una de las frases que más captan mi atención es: “él colma de bien tu vida y te rejuvenece como el Águila”. El águila es el ejemplo más claro que podemos encontrar acerca de cómo rejuvenecernos, ya que llegada a cierta edad y a cierta etapa en su vida tiene que darse a la tarea de quitar todas sus plumas viejas, así como su pico para dar lugar a lo nuevo.

De igual manera dentro de nuestras vidas día con día tenemos que buscar purificarnos y conformarnos cada vez más a la imagen de Cristo, para ello encontramos que Pablo nos exhorta a despojarnos del viejo hombre. Debemos renovarnos cada día tal como menciona la palabra, pero hay que recordar que no en nosotros mismos, sino en el poder de DIOS él cual hace nuevas todas las cosas.

Por último quisiera dejarlos con este fragmento de un poema del autor español Miguel de Cervantes Saavedra:

Cual vemos que renueva
el águila real la vieja y parda
pluma y con otra nueva
la detenida y tarda
pereza arroja y con subido vuelo
rompe las nubes y se llega al cielo:
Del sol el rayo ardiente
alza del duro rostro de la tierra,
con virtud excelente,
la humildad que en sí encierra,
la cual después, en lluvia convertida,
alegra al suelo y da a los hombres vida.
Es tu Parnaso
el monte del Calvario y son tus fuentes
de Aganipe y Pegaso
las sagradas corrientes
de las benditas llagas del Cordero,
eterno nombre de tu nombre espero.

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