martes, 14 de octubre de 2008

Solo un poco más.


Ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Josué 1:2


Sin duda alguna una de las cosas más difíciles dentro de la vida del creyente es levantarse después de haber pasado alguna situación difícil, o bien después de haber esperado mucho tiempo una promesa y aun así seguir caminando rumbo a lo que Dios desea para su vida.

El rio Jordán es el más grande que se puede encontrar en Tierra Santa, el cual separaba al pueblo de Israel de la tierra de Canaán, la cual fue prometida después de que el pueblo fue liberado de la esclavitud que vivía en tierra de Egipto.

El pueblo de Israel vago 40años en el desierto a causa de no haber creído la promesa que Dios tenia para ellos, dudando que esa tierra ya les había sido entregada por mano de Dios, al momento de llegar y encontrarse con que la tierra que Dios les había prometido estaba habitada por gigantes. Así llegado al hecho de que Dios no le permitiera la entrada a esta tierra a la generación que salió junto con Moisés de Egipto.

Después de la muerte de Moisés, al cual le fue solamente permitido ver la tierra de lejos, nos encontramos con el comienzo del ministerio de Josué quien fue el sucesor de Moisés a quien Dios le da la orden de que se levante y pase el Jordán junto con todo el pueblo, para conquistar esa tierra que había sido prometida a sus padres.

Josué obedeció la palabra que Dios le había dado de que se levantara y pasara el Jordán junto con todo el pueblo, cumpliendo las especificaciones que Dios le dio en los capítulos del 1-3 de este libro, permitiendo de igual manera que pasara el arca del pacto ante la cual las aguas del Jordán fueron divididas, permitiendo de esta manera también el paso de todo el pueblo de Israel a la tierra de Canaán.

Otra cosa importante que cabe señalar es el hecho de que una vez que el pueblo de Israel toco la tierra de Canaán seso el maná, así como todas las maravillas que habían visto de protección de parte de Dios durante ese tiempo que estuvieron vagando en el desierto. Su calzado volvió a envejecer y ahora tenían que luchar ellos para conquistar esa tierra y convertirla en la tierra que ellos habitarían.


Ahora te preguntaras tal vez: ¿Qué es lo que me trata de decir Marcos con esto?


Lo que trato de compartir contigo es el hecho de que Dios desea que tú cruces tu Jordán. No permitas que las circunstancias, pruebas, problemas, incredulidad o tu mismo pecado eviten que tú veas las promesas que Dios ha dado a tu vida.

Busca ser como Josué alguien que a pesar de haber estado en el desierto, y ver como una generación entera tuvo que morir sin que les fuera permitido recibir la promesa que les había sido dada, seguía firme sabiendo que Dios siempre cumple sus promesas y que él no tarda en cumplirlas. Sino que nos prepara para que podamos ver su obra completa en nosotros.

Nunca digas que Dios no es bueno, porque te convertirías en mentiroso. Dios es bueno y sin duda alguna no te va a dejar hasta que cumpla con lo que te ha prometido, solo trata de no ser alguien incrédulo y que en su incredulidad se entrega al pecado decidiendo no esperar un poco más para recibir lo que Dios ha dicho.

Ahora tú decides: recibir el consejo y confiar en Dios manteniendo tu vida en integridad y confianza en él o alcanzar algo para ti perdiendo de esta manera lo que él tiene preparado para que tu tengas una vida en la tierra que fluye leche y miel.

Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días. Josué 4:23-24

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