lunes, 10 de septiembre de 2012

UN GRITO DE INDEPENDENCIA.

El 16 de Septiembre de 1810 por primera vez en nuestro país se da el grito de independencia que dio inicio a la batalla que posteriormente vendría a darnos libertad como país del régimen español.

Este fue dado por Miguel Hidalgo y Costilla, un sacerdote y militar novohispano que destaco en la primera etapa de la guerra de independencia.

Para recordar este hecho, cada año el pueblo se reúne en diferentes plazas a lo largo del país para que por medio de un “grito” simbólico dado por cada presidente municipal, gobernador, así como el presidente de la republica, los mexicanos podamos celebrar nuestra libertad.

Para aquellos que hemos decidido confiar en Jesucristo como nuestro señor y salvador, hay un grito de independencia aun mayor, el cual vino a traernos vida eterna, así como una verdadera libertad.

Este fue dado en el monte llamado Gólgota a las afueras de Jerusalén hace más de 2000 años, en donde fue crucificado Jesús.

Mientras este hecho parecía ante los ojos de Satanás ser su victoria al provocar el que se le diera muerte al hijo de Dios, no conto con el hecho de que este vencería la muerte, tomando potestad sobre esta y ofreciendo entrada gratuita ante el trono de la gracia de Dios por medio suyo, habiendo sido posible por medio de su sangre la remisión de pecados.

Una de las cosas que más llaman mi atención del momento de la crucifixión siempre han sido las palabras de Jesús estando en la cruz, dentro de las cuales recuerdo un momento critico en el cual Jesús declara “Padre mio, Padre mio, porque me has abandonado”, este es el momento justo cuando el pecado de toda la humanidad cae sobre sus hombros y es rota esta comunión entre el Padre y Él, pero justo después de esto, antes de morir, salen de su boca dos palabras que vinieron a traer libertad; “consumado es”, el mayor grito de independencia que la humanidad haya podido experimentar.

La obra de Jesucristo fue completa, no le hizo falta nada, siendo su sacrificio suficiente para salvar a toda la humanidad. Pero Él ha decidido entregar esta salvación como un regalo a aquellos que lo deciden aceptar, reconociéndolo como hijo de Dios, creyendo en su muerte, así como su resurrección.

Este es el mayor grito de independencia que podemos escuchar, si lo has escuchado no dudes en atender a su llamado y si ya lo has hecho, aprovechemos este 16 de Septiembre no solo para agradecer nuestra libertad como país, sino también a Dios por su gran amor y la obra que ha realizado por medio de Jesucristo para traernos a la verdadera libertad.